1.23.2013

La invención concreta


La invención concreta. Colección Patricia Phelps de Cisneros
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
22 de enero-16 de septiembre de 2013


Si la vida te da limones, haz limonada. El acuerdo entre la colección Patricia Phelps de Cisneros y el museo Reina Sofía se ha consolidado a través de la recién inaugurada exposición La invención concreta, y no podía ser mejor momento para ello: con la escasez de fondos públicos y las consiguientes revisiones de las colecciones permanentes, la colaboración entre centros renueva un poco el ambiente expositivo a la vez que garantiza el flujo de obras poco vistas en España. Aprovechando el interés en su programación durante los dos últimos años por el arte latinoamericano, Borja-Villel y Pérez-Barreiro han decidido rescatar la modernidad transatlántica para generar un discurso histórico en el museo.

Con un título más que sugerente se ha planteado una muestra que, partiendo de los fondos de la potente colección Cisneros, ha decidido centrarse únicamente en la modernidad y en su época dorada latinoamericana: la abstracción geométrica. Desligándose de los tópicos de exotismo  se ha buscado mostrar en este amplio campo la diversidad de significados que ésta puede tener y sus relaciones y diferencias con los artistas europeos y norteamericanos. En un intento de hacer una lectura original del material de la colección, y con la evidente intención de hacerlo enlazar con Perder la forma humana, las obras de la exposición han sido divididas según criterios muy ambivalentes, como geometría, diálogo, ilusión, universalismo o vibración, de los que las obras salen y entran de continuo. Se habla ingenuamente de la relación entre el artista y el espectador a través de la obra, del arte cinético, de ambigüedades visuales y de una relación con el pasado, y a lo largo del montaje se repiten, casi seriados, algunos de los artistas más polifacéticos, como Lygia Clark, Hélio Oiticica o Lygia Pape. Para no caer en discursos cerrados se ha buscado igualmente romper a través de pequeñas salas transitorias que muestran la parte más política o conceptual, un paso más allá de la geometría y se vinculada con el pasado reciente latinoamericano, como en la obra de Willis de Castro o de Héctor Fuenmayor.

Este enfoque claramente parcial centrado en las producciones venezolanas, argentinas y brasileñas, con la esporádica aparición de artistas uruguayos y salpicados con algunos nombres míticos del arte europeo –entre ellos Piet Mondrian o Max Bill-, parece querer excusarse en una voluntad más ensayística que estética y, evidentemente, en la intención de no agotar todos los recursos para los próximos programas expositivos.

No obstante, el aterrizaje de estas obras por primera vez  a este lado del charco es una gran oportunidad para conocer más de cerca el patrimonio de la América más desconocida, y la calidad de sus obras no decepcionará al visitante. Las metáforas visuales más insospechadas tienen cabida bajo un mismo techo, aunando escultura, pintura e instalaciones. Entre las magnéticas fisiocromías de Carlos Cruz-Diez, las formas puras de Torres-García y los hilvanes metálicos de GeGo se ha conseguido dar una visión, casi a modo de introducción, de la abstracción sudamericana como una amalgama de estilos muy diversos, donde la forma, a equivalencia de la palabra, constituye un nuevo lenguaje en el que tienen cabida las construcciones  más inverosímiles.

Con la voluntad de cuestionar las convenciones sociales y de convertir a la obra en un objeto mediador, los artistas de los años treinta a los sesenta concebirán un lenguaje visual que presenta una identidad propia, donde lo mítico es una asimilación del pasado, y la periferia construye una nueva idea de metrópoli. La pluralidad es el punto de partida de un territorio que se relee cada vez con más frecuencia y que está cobrando una gran proyección. Conscientes de ello, tanto la Fundación Cisneros en su vocación de difusora del arte latinoamericano como el museo Reina Sofía como pieza de una nueva red de museos han puesto de manifiesto que ver y aprender son un paso imprescindible para lograr un conocimiento global y multicultural. Por ello no sólo han querido incluir en su catálogo textos de artistas contemporáneos que aporten nuevas visiones sobre el arte latinoamericano, sino también recursos multimedia e interactivos, desde aplicaciones para iPad, audioguías a través del móvil, una página web que convierte al internauta en comisario (www.lainvencionconcreta.org) o visitas virtuales desde cualquier parte del mundo. 

Una acogedora apuesta intercultural que prefiere dejar las puertas abiertas. Sobre todo al visitante.

Victoria Alonso

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