1.24.2013

ampliar las referencias



Hará falta ampliar las referencias y leerse todo el catalogo después de ver la exposición (o la distribución escasa de información que se hace en el sitio web creado) que reúne algunas de las obras más interesantes de lo que fue la “invención concreta” en America Latina del 30´al 70'. Presentes aquí gracias a que son pertenecientes a la Colección Patricia Phelps de Cisneros. 
Según se explica “la exposición está organizada en torno a la idea de las intenciones de estos artistas, quienes creían que podían cambiar el mundo”. Lo cierto es que el mundo cambió y en estos cinco bloques -que hacen un pantallazo bajo las etiquetas de siempre- no se deja en claro cuestiones fundamentales para abarcar y comprender semejante traspaso de lenguaje, nada más ni nada menos que en torno a la Segunda Guerra Mundial. 
Presenta obras del movimiento concreto latinoamericano tributario de las corrientes abstractas modernas de las primeras décadas del siglo XX, con raíces en experiencias como las de la Bauhaus, de los grupos De Stijl, además del suprematismo y constructivismo soviéticos. Este fue un contexto favorable para el arte y la indistinción entre alta y baja cultura, un momento en el que se desarrolló la creencia en la industria y en el progreso, lo que dicta el estilo de la época por la que se mueven los adeptos del arte concreto y de invención.

Tanto el movimiento concreto y su ruptura desde el Manifiesto Neoconcreto desarrollado en Brasil, como el grupo MADI en Argentina tienen un carácter de manifiesto frente al canon establecido y aprendido. Si bien el programa concreto parte de un acercamiento entre el trabajo artístico y el industrial, el neoconcreto denuncia -en el manifiesto firmado por Hélio Oiticica, Lygia Clark, Lygia Pape- y reclama ya en sus renglones iniciales que la "toma de posición neoconcreta" se hace "particularmente en virtud del arte concreto llevado a una peligrosa exacerbación racionalista". Contra las ortodoxias constructivas y el dogmatismo geométrico, los neoconcretos defienden el regreso a las intenciones expresivas y el rescate de la subjetividad. En estas obras las formas conquistan el espacio de manera decisiva para luego romper con las distancias entre el observador y la obra.
Joaquin Torres-García escribió una cantidad de manifiestos que influyeron a Carmelo Arden Quin (ambos uruguayos) quien fundó el grupo MADI que luego fue ampliado con Gyula Kosice, Tomas Maldonado, entre otros muchos de la escena porteña. En aquella época Argentina tenía un régimen muy represivo, incluso el primer período de Perón fue reciamente anticomunista. La primera exposición de Arte Concreto-Invención, como se llamó antes de nombrarse MADI, se dio en casas de psicólogos, y todos los artistas menos Kosice adhirieron al comunismo como respaldo moral y ético. 
Lo interesante es que en muchos trabajos de estos grupos neoconcreto, MADI, como del cinético venezolano, sus estrategias se orientan hacia un nuevo estado de las cosas que superara e integrara la supuesta confrontación entre alta y baja cultura. Se iniciaba una integración cultural en toda regla un proceso que desmentiría a quienes subscribían una separación insalvable entre una cultura de élite, burguesa, vanguardista y una cultura masificada, industrializada. Kitch. Más allá de que siguen con propiedades formalistas, comparten una característica, el deseo utópico de superar la geometría como un lenguaje cerrado, irse al espacio, al diálogo con el otro, algunos con un discurso mas politizado1 pero con planes de acción claros con respecto a la distribución, al acceso y al alcance de las obras. 

Puntualizar en situaciones concretas es complejo porque cuando decimos latinoamericano nos referimos a un franja geográfica que equivale casi al largo de la tierra. “Solo se busca a través de un ensayo establecer líneas de conocimiento y no ponerse enciclopédico, no es la idea de la exposición”, según comentó el director y comisario Manuel Borja-Villal cuando se le preguntó por Cuba, Colombia y México. 
Lo cierto es que las muestras del Reina Sofia sobre Arte Latinoamericano van en vías diferentes pero no menos interesantes, mientras una es hecha por investigadores y para investigadores, la otra para quien no haya visto la obra de Alejando Otero por las calles de Venezuela es una oportunidad, sobre todo si pensamos que un momento de crisis puede convertirse en un propicio momento para reflexionar, sobre todo sobre algo que siempre es motivador para resucitar el discurso artístico: la insurrección popular.



Magdalena Dávila





1Alberto López Cuenca, “Otra cosa: artes visuales y convergencia tecnológica”.

La invención concreta. Colección Patricia Phelps de Cisneros
Museo Reina Sofía- Madrid
Hasta el 16 de Septiembre de 2013
www.lainvencionconcreta.org

“La invención concreta”



“La invención concreta”
  Exposición colectiva: colección Patricia Phelphs de Cisneros & MNCARS
  C/ Santa Isabel 52
  De lunes a sábados, de 10.00 a 21.00 horas; domingos, de 10.00 a 14.30 horas; exceptuando martes
  Del 22 de enero al 16 septiembre 2013
  www.lainvencionconcreta.org


Un vibrante amarillo tridimensional se aloja en nuestra mente como huella, estandarte o síntesis de la muestra que hoy se presenta bajo el exquisito comisariado en el que han colaborado Manuel Borja-Villel y el director de la colección latinoamericana Gabriel Pérez-Barreiro. Siendo ésta una página más en una larga enunciación del arte latinoamericano por parte del Museo Reina Sofía.

Llegar a la “invención concreta” [1] es “fácil” cuando las limitaciones económicas no son demasiadas y además se dispone de algo de ingenio. Pues presuponemos que partir de un amplio abanico propicia el éxito.Y así podemos atisbarlo en esta retrospectiva llena de colores luminosos que arrojan luz sobre estos tiempos ominosos en los que vivimos. Luz cromática y económica que nos introduce al desfile institucional por el que parece que comienzan a caminar sin remedio las instituciones, hacia la moda expositiva de colecciones, viéndose avocadas a establecerlas como única áncora de salvación.

La fundación de Patricia Phelphs de Cisneros, mujer del multimillonario Gustavo A.  Cisneros (del que toma el apellido), tiene sus orígenes en los 70, con sede en Nueva York y Caracas. Enfocada a la colección de arte contemporáneo, la educación y el apoyo a nuevos artistas, establece en este caso un segundo lazo con el MNCARS (la primera vez fue mediante el seminario Repensar los modernismos latinoamericanos: Flujos y desbordamientos).
En una exposición que se muestra por primera vez en Europa, con una selección de doscientas obras (pintura, escultura, instalación, collage y obra gráfica) comprendidas entre 1930 y 1970, de las cuales algunas de ellas fueron donadas al MoMA, siendo algunos de los ejemplos más significativos del arte abstracto geométrico latinoamericano.
Las obras se disponen por bloques temáticos en doce salas, dejando a un lado el hegemónico comisariado de índole cronológico o geográfico. Cinco bloques en este caso (ilusión, geometría, vibración, diálogo y universalismo), sin obviar las seis salas unipersonales y la didáctica (que pone en valor los new media), erigiéndose a modo de sub-ismos dentro de la creación latino-abstracto-americana. Modernidades múltiples, pues al igual que no hay enfermedades sino enfermos, así podemos extrapolarlo al arte. Complejas realidades, que en su coetaneidad muchas veces fueron despreciadas y que en esta exposición parece también reivindicarse en cierto modo su carácter revolucionario, siempre supceptibles a recibir lecturas heterogéneas (algo que en todo momento plantea la exhibición).

El espacio que nos recibe (situado finalmente en el edificio Nouvelle) se articula de tal forma que es entrada y salida, haciendo las veces de índice o metonimia de la muestra. Con obras de Cruz- Diez, Torres García, Oiticica, Barros, Lozza y Lygia Clark (una de las más presentes en todo el trayecto).
Primero viene “Diálogo” con el arte como herramienta de comunicación en una intención de superar la estética tradicional, destacando “Bichos” de Clark (de poso constructivista) y “Libro de la creación” de Pape (pieza papiro-poética). Trabajos que huyen de un formalismo único, sesgados todos ellos por una mitología, un concepto o una narrativa propia. A los que le sigue la sublime pieza de Soto que nos cuestiona la realidad con hilos de nylon en tres colores. Pasando por la estancia “Geometría” y su referencia a Europa (Mondrian) de cariz marxista y dialéctico-materialista (Lozza, Maldonado, Paternosto…), la sala interpersonal cinética de Alejandro Otero, “Ilusión” , con su inestibilidad y movimiento, ambigüedad formal basada en la Gestalt (Manaure, Weissmann, Sacilotto…). Para de repente pararnos en la habitación cuadrada dedicada a Gego, artista por la que Manolo siente especial predilección, también mi favorita, en la que lo anecdótico industrial se hace poesía cósmica. En “Vibración” un discurso de proto-desmaterialización, con efectos ópticos, en los que los puntos de vista modifican el contenido (Soto y Bury), sala que nos conduce a olfatear el espacio dedicado a Meireles con su geometría orgánica (cubo de pacas) y la contigua espiritualidad y tradición que presenta “Universalismo. Sin dejar de observar a Willys de Castro de factura minimal, a medio camino entre pintura y tridimensionalidad.
El recorrido finaliza en la sala-pieza “Citrus 6906”: broche final que irremediablemente queda en nuestra psique. Obra atmosférica conceptual del venezolano Héctor Fuenmayor (conocida originalmente con “Amarillo Sol”) presentada por vez primera en la sala Mendoza de Caracas (esta es su tercera reproducción). Dicha elección ha sido más que acertada ya que nos abre múltiples puertas. Nos conduce a un camino gnoseológico e inmaterial que moderniza la muestra y desecha la idea de colecta de tesoros artísticos, en palabras de Gabriel (de hecho en un principio se pensó que ésta sala estuviese dedicada a artistas más contemporáneos).

La verdad sea dicha: éste comisariado es de los pocos que encontramos en el recinto que  cobre sentido en el diálogo con las piezas que contiene, pues por lo general el Reina Sofía se caracteriza por su planitud curatorial exceptuando puntales ejemplos como la actual exposición (que concluirá en un mes): “¿Queréis un amo? Lo tendréis”.
Triunfo que parte de tres negativas: No hacer una “America Fría”, no caer en una exposición al uso como las que podemos contemplar habitualmente en el museo, ni remitir una mera presentación de la CPPC. Con un estudio de cada uno de los espacios, en la que la arquitectura enuncia que obras debía albergar, llegando a la realidad presente, iluminada con una luz tenue y puntual.
Con esta retrospectiva queda constancia de esos artistas que creían poder transformar el mundo con sus manos, ya fuese desde el ámbito personal o el social, pero siempre con un sentido espíritu de cambio, algo de clara reminiscencia vanguardista.




                                                                                                                                 Diego Mayoral





[1] Título extraido de las declaraciones de Asociación de Arte Concreto-Invención formada en 1946 en Buenos Aires (Argentina): “la batalla librada por el arte llamado abstracto es, en el fondo, la batalla por la invención concreta”.


(he revisado vuestros caracteres y me he dado cuenta que había anotado mal el número)

1.23.2013

La invención concreta


Diana Cuéllar Ledesma




En 1997 Octavio Zaya relataba cómo la galería de Carla Stellweg fue excluida de la selección de galerías que representarían a Estados Unidos, país invitado de ARCO ’95, por considerarse como fuera de la órbita del arte contemporáneo de ese país. Y es que si bien la galería se localizaba en pleno Soho, los artistas que representaba eran de origen latinoamericano. En 1996, cuando ARCO tuvo a América Latina como invitada, el Comité de la Feria volvió a rechazar la inclusión de Carla Stellweg aduciendo que Estados Unidos ya había tenido su oportunidad el año anterior. Creo que, para bien o para mal, hoy ambos hechos/situaciones serían imposibles. No sólo por las reivindicaciones civiles clamadas desde los movimientos chicanos y las comunidades latinas en Estados Unidos, sino por el creciente poder político y económico que han alcanzado (para muestra basta recordar el decisivo rol que tuvo su voto en las pasadas elecciones de ese país).

Así, el recurso a lo latino no debería extrañar a propios ni extraños: el power latino se venía sintiendo desde hacía décadas y en todos los ámbitos. De Frida Kahlo a Shakira, los latinos están en auge y más aún cuando economías de la región, como Brasil, Chile y Panamá, están creciendo más que las de muchos países europeos. Es en este contexto que debemos entender la exposición que nos ocupa.

Con la financiación pública en franca retirada (un tijeretazo del 25% solo el año pasado) y sin noticias de que vaya a volver por donde se fue, los responsables del Museo Reina Sofía han optado por crear la Fundación homónima, que contará con la ayuda de 16 coleccionistas iberoamericanos, de la mecenas venezolana Patricia Phelps de Cisneros a la galerista Helga de Alvear (de acuerdo con el diario El País cada uno ha aportado ya 12.000 euros para la constitución del patronato). Así pues, La invención concreta, comisariada por el mismo director del Museo, Manuel Borja-Villel, es la exposición inaugural de este convenio.

La muestra ofrece un panorama amplio de la abstracción geométrica en Sudamérica entre 1930 y 1970. Se trata de una muestra de importancia por ser una de las más amplias que se han hecho de este tema en Europa, donde, a excepción de la santísima trinidad Oiticia, Clark, Pape, la plástica abstracta-geométrica, cinético-óptica y concreta-neo-concreta de América Latina aún es bastante desconocida y poco estudiada. La invención concreta es pues una gran oportunidad para el público español de poder apreciar unas 200 obras de las que casi todas, per se, son prácticamente una experiencia religiosa.

Según se lee en la hoja de sala, “aunque la abstracción geométrica se desarrolló originalmente en Europa y Rusia, en Latinoamérica arraigó como herramienta rica y poderosa para expresar la creciente ambición de un continente que emergía como generador cultural y político de nuevas ideas a mediados del siglo XX”. En realidad, el desarrollo de los lenguajes que ahí se abordan debe verse a la luz de los procesos modernizadores de ciudades como Montevideo, Buenos Aires, São Paulo, Río de Janeiro y Caracas, y del ánimo prevaleciente y generalizado de los artistas por “entrar” de lleno en la cultura occidental: “hablar” el lenguaje abstracto significaba para ellos hablar el lenguaje cosmopolita, estar al tú por tú con Europa.

Por fortuna no lo lograron. Así como al intentar enunciar desde un vocabulario pretendidamente universal sólo hacemos más evidentes nuestros acentos locales, los Coloritmos de Alejandro Otero (1959), los Ritmos Cromáticos de Alfredo Hilto (1949) y los Metaesquemas de Oiticia (1958), por citar algunas obras, constituyen una apropiación que disloca, desvía, cuestiona y rompe con la abstracción europea desde una multiplicidad de voces y acentos. En ocasiones, como en el arte Madí, esas rupturas son sólo construcciones a posteriori hechas por los historiadores del arte, pues el Madí adelantaba una poética y práctica artística que hasta ese momento no existía en Europa ni Estados Unidos. No es fortuito que sus títulos aludan a ritmo y movimiento, pues es precisamente en ese carácter dinámico donde radica su principal aporte a las rigideces del modernismo occidental.

Una visión "ultra posmoderna", que ha agrupado las obras conceptual y no cronológica o geográficamente, y que, aunque en las salas de la muestra no hay wifi gratuito, ha desarrollado una visita guiada on line y hasta su propia aplicación para ipad o android, no ha podido sucumbir a dos tentaciones de mal gusto y que sólo reflejan las dos caras de los estragos colonialistas. La primera, la de meter en las salas, y con calzador, un Mondrian y un Pol Bury–no vaya a ser que los latinos olvidemos a quiénes nos debemos–. La segunda, promover que en cada sala haya una obra del MoMA –dejando muy claro, por supuesto, que fue Patricia Phelps quien las donó al gran monstruo–, tampoco vaya a ser que alguien ponga en duda el power latino.

Si bien rodeada de una serie de eventos desafortunados, La invención concreta vale la pena sólo por las obras que reúne. Como en  Hilo (1990-95) de Cildo Meireles (instalación de 48 barriles de heno, 1 aguja de 18 quilates y 100 metros de hilo de oro), en ella hay muchos tesoros, pero sobra también la paja.

Ficha:
La invención concreta. Colección Patricia Phelps de Cisneros
Museo Reina Sofía
Hasta el 16 de Septiembre de 2012
http://www.lainvencionconcreta.org

La invención concreta


La invención concreta. Colección Patricia Phelps de Cisneros
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
22 de enero-16 de septiembre de 2013


Si la vida te da limones, haz limonada. El acuerdo entre la colección Patricia Phelps de Cisneros y el museo Reina Sofía se ha consolidado a través de la recién inaugurada exposición La invención concreta, y no podía ser mejor momento para ello: con la escasez de fondos públicos y las consiguientes revisiones de las colecciones permanentes, la colaboración entre centros renueva un poco el ambiente expositivo a la vez que garantiza el flujo de obras poco vistas en España. Aprovechando el interés en su programación durante los dos últimos años por el arte latinoamericano, Borja-Villel y Pérez-Barreiro han decidido rescatar la modernidad transatlántica para generar un discurso histórico en el museo.

Con un título más que sugerente se ha planteado una muestra que, partiendo de los fondos de la potente colección Cisneros, ha decidido centrarse únicamente en la modernidad y en su época dorada latinoamericana: la abstracción geométrica. Desligándose de los tópicos de exotismo  se ha buscado mostrar en este amplio campo la diversidad de significados que ésta puede tener y sus relaciones y diferencias con los artistas europeos y norteamericanos. En un intento de hacer una lectura original del material de la colección, y con la evidente intención de hacerlo enlazar con Perder la forma humana, las obras de la exposición han sido divididas según criterios muy ambivalentes, como geometría, diálogo, ilusión, universalismo o vibración, de los que las obras salen y entran de continuo. Se habla ingenuamente de la relación entre el artista y el espectador a través de la obra, del arte cinético, de ambigüedades visuales y de una relación con el pasado, y a lo largo del montaje se repiten, casi seriados, algunos de los artistas más polifacéticos, como Lygia Clark, Hélio Oiticica o Lygia Pape. Para no caer en discursos cerrados se ha buscado igualmente romper a través de pequeñas salas transitorias que muestran la parte más política o conceptual, un paso más allá de la geometría y se vinculada con el pasado reciente latinoamericano, como en la obra de Willis de Castro o de Héctor Fuenmayor.

Este enfoque claramente parcial centrado en las producciones venezolanas, argentinas y brasileñas, con la esporádica aparición de artistas uruguayos y salpicados con algunos nombres míticos del arte europeo –entre ellos Piet Mondrian o Max Bill-, parece querer excusarse en una voluntad más ensayística que estética y, evidentemente, en la intención de no agotar todos los recursos para los próximos programas expositivos.

No obstante, el aterrizaje de estas obras por primera vez  a este lado del charco es una gran oportunidad para conocer más de cerca el patrimonio de la América más desconocida, y la calidad de sus obras no decepcionará al visitante. Las metáforas visuales más insospechadas tienen cabida bajo un mismo techo, aunando escultura, pintura e instalaciones. Entre las magnéticas fisiocromías de Carlos Cruz-Diez, las formas puras de Torres-García y los hilvanes metálicos de GeGo se ha conseguido dar una visión, casi a modo de introducción, de la abstracción sudamericana como una amalgama de estilos muy diversos, donde la forma, a equivalencia de la palabra, constituye un nuevo lenguaje en el que tienen cabida las construcciones  más inverosímiles.

Con la voluntad de cuestionar las convenciones sociales y de convertir a la obra en un objeto mediador, los artistas de los años treinta a los sesenta concebirán un lenguaje visual que presenta una identidad propia, donde lo mítico es una asimilación del pasado, y la periferia construye una nueva idea de metrópoli. La pluralidad es el punto de partida de un territorio que se relee cada vez con más frecuencia y que está cobrando una gran proyección. Conscientes de ello, tanto la Fundación Cisneros en su vocación de difusora del arte latinoamericano como el museo Reina Sofía como pieza de una nueva red de museos han puesto de manifiesto que ver y aprender son un paso imprescindible para lograr un conocimiento global y multicultural. Por ello no sólo han querido incluir en su catálogo textos de artistas contemporáneos que aporten nuevas visiones sobre el arte latinoamericano, sino también recursos multimedia e interactivos, desde aplicaciones para iPad, audioguías a través del móvil, una página web que convierte al internauta en comisario (www.lainvencionconcreta.org) o visitas virtuales desde cualquier parte del mundo. 

Una acogedora apuesta intercultural que prefiere dejar las puertas abiertas. Sobre todo al visitante.

Victoria Alonso

El momento de Latinoamérica


La invención concreta. Colección Patricia Phelps de Cisneros.
Comisariada por Manuel Borja-Villel y Gabriel Pérez-Barreiro.
MNCARS. Calle de Santa Isabel, 52.
Hasta el 16 de Septiembre de 2013 en los siguientes horarios:
         - Lunes a sábado: de 10:00 a 21:00 h
         - Domingo: de 10:00 a 19:00 h. 
         - Martes: cerrado (incluidos festivos).
Entrada normal tres euros. Gratuita Lunes a viernes de 19:00 a 21:00; Sábado de 14:30 a 21:00 y Domingo de 10:00 a 19:00.

 Latinoamérica cobra fuerza. Su economía crece mientras Europa entra en recesión. España y Portugal pierden su influjo político, pero los foros internacionales se rinden a las voces hispanoportuguesas. El sistema del arte no es ciego. Ante un mundo cada vez más global, los grandes museos diversifican sus propuestas. La famosa grieta abierta en el 2007 en la Sala de Turbinas de la Tate Gallery resulta muy elocuente. Con ella, la colombiana Doris Salcedo rompía moldes al convertirse en la primera mujer latinoamericana que exponía en la famosa institución inglesa. Los discursos del arte se fragmentan. Y el Museo Reina Sofía quiere formar parte de ese cambio.

 Dan buena muestra de ello las casi doscientas obras que componen la exposición. Un recorrido por la abstracción latinoamericana desarrollada entre los años treinta y sesenta del pasado siglo. Se incluyen obras de autores europeos y estadounidenses para dar un aire de pretendida ruptura del discurso eurocentrista dominante: el canon artístico ya no consideraría la primacía artística de Europa sino la existencia de un intercambio entre los dos continentes. América Latina podría hacer ya sus propias aportaciones, a veces antagónicas o divergentes a lo creado en los, hasta el momento, centros de la creación artística. Al mismo nivel que Piet Mondrian podrían encontrarse Hélio Oiticica o Joaquín Torres-García. Varias obras de ellos forman, además, parte de las veinte traídas ex profeso desde el MoMA para la exposición y nunca vistas en España.

 Entre ellas se incluye el pajar ideado por Cildo Meireles. Uno de los artistas conceptuales con mayor reputación a nivel internacional. Autor del conocido Zero Cruzeiro, que incluía la imagen de un indio y un loco en la moneda de curso legal en Brasil. Fuerte denuncia a la marginalidad que sufría la economía y el arte carioca. En Thread parte del mismo espíritu de denuncia al combinar dos materiales de valor económico opuesto -el heno y una aguja de oro- pero indistinguibles en este contexto. Introducir un material así en el cubo blanco resulta desde luego chocante y plantea un buen juego con el espectador.

 Toda una constante en una exposición que exige movimiento al principio con el tableau vivant de Physichromie 500 y envuelve en la última sala al visitante a través del amarillo chillón planteado por Héctor Fuenmayor. La experiencia estética puede ser, de hecho, formidable: en la muestra se dan cita varias maravillas visuales de Jesús Rafael Soto. Un arte no tanto óptico como hipnótico, que desdibuja los límites de forma y color creando un dinamismo tan cinético como el de las esculturas de Gego. -acrónimo de Gertrud Goldschmidt, una de las artistas más relevantes de la Sudamérica de la segunda mitad del siglo XX-. Delicadeza ingrávida la que poseen sus obras, en las que se combinan hilos metálicos que parecen formar distintos ángulos. Posiciones extrañas que se entrecruzan unas con otras. De esta forma, da la sensación al acercarse de que forman campos integrados -que no superpuestos- generando movimiento. Y por si la experiencia visual no resultara suficiente, se agrega una red multimedia -incluyendo una novedosa aplicación para iPad- que nos habla de un intenso trabajo de documentación, unido a un fuerte mensaje teórico a cargo de los comisarios.

 Dos nombres de excepción. Manuel Borja-Villel -director del MNCARS- y Gabriel Pérez-Barreiro -director de la colección Patricia Phelps de Cisneros- que han realizado una labor magnífica reuniendo obras variopintas, de épocas y autores muy diferentes bajo la denominación común de las temáticas que proporciona el supuesto uso de un mismo estilo. Pero lo cierto es que la exposición pertenece a su coleccionista, Patricia Phelps de Cisneros, y es su criterio el que verdaderamente está presente. Ante el recorte presupuestario, el MNCARS tuvo que buscar nuevas salidas para hacer más rentable su existencia e ideó la creación de una fundación, en la que se integrarían importantes coleccionistas españoles y sudamericanos, entre ellos Juan Abelló, Álvaro Saieh o la propia Patricia Phelps de Cisneros. En este sentido, la muestra se constituye como sintomática de un panorama artístico que -para bien o para mal- trata de beber del capital privado y que no descuida ninguna oportunidad. La aproximación es, lógicamente, fragmentaria, al ser una colección privada y tratar un espectro tan amplio y variado. Pero sin duda, dice mucho: Latinoamérica está despegando. Y todos quieren viajar con ella.


Julio Andrés Gracia Lana.

La modernidad en América Latina

El gran desafío del arte iberoamericano es evitar el juego de la gramática “Latinoamericana” que la internacionalidad ha intentado sugerir para su heterogeneidad. En un entorno en que la dinámica centro-periferia se ha quedado obsoleta, cada vez son más frecuentes las iniciativas de carácter expositivo que quieren mostrar otras realidades sin caer en la trampa de lo exótico, ni menospreciar la importancia de lo local. La invención concreta. Colección de Patricia Phelps de Cisneros es un proyecto que se sitúa dentro del contexto de las nuevas narraciones sobre la modernidad, en este caso el de América Latina, en el periodo comprendido entre la década de los treinta y los setenta. 

La muestra comisariada por Gabriel Pérez-Barreiro y Manuel Borja-Villel se plantea como un manifiesto visual donde las obras de arte funcionan como un sistema de sugerencias y preguntas. Articulada mediante cinco ejes principales, con otros cinco satélites personales de significación propia y, un colofón final donde reflexionar sobre el legado de la abstracción geométrica latinoamericana. Además, gracias a las nuevas tecnologías el proyecto se expande hasta el infinito en el ciberespacio. 

Un resumen de todo lo que allí vamos a encontrar aparece en la sala inicial de la exposición que conecta con el primer eje de intenciones, Diálogo. Este atiende a la convicción de que el arte puede ser también una herramienta de comunicación interpersonal. Se trata de un conjunto de obras que tienen la firme intención de ir más allá de un mero formalismo a través de una poética o una narratividad. Con Livro da Criação, Lygia Pape construye una historia de carácter visual sobre la creación del mundo, donde el lector puede obtener su propia lectura. 

Las matemáticas, la física, las emociones están presentes en Cubo de nylon de Jesús Soto, una pieza de cromatismo intuitivo, arbitrario, donde nada existe-todo existe, todo cambia al desplazarnos alrededor de la obra que magistralmente une el eje anterior con el siguiente, Geometría, una alegoría al orden racional del universo, que alza a Piet Mondrian como icono para los creyentes en el materialismo dialéctico que buscan un proyecto revolucionario universal. 

Con la intención de Ilusión visual e inestabilidad óptica se encuentran algunos trabajos de Lygia Clark que experimentan con los formatos a través de una estricta geometría mediante un lenguaje formal severo y con formas que buscan un efecto dinámico. Una visión del mundo más personal aparece en el trabajo de Gego, una suerte de jardín colgante donde predominan las formas geodésicas delicadamente hilvanadas mediante un orden que desarma la geometría. La interacción regresa a la muestra materializada en movimiento: el del espectador que observa cómo la repetición de elementos en las obras provoca Vibraciones ópticas al desplazarse por la sala, al cambiar la perspectiva de la visión en trabajos que parecen estar en constante construcción dentro de un universo en estado de flujo permanente. 

Dentro de un contexto más político, de cuestionamiento del síndrome capitalista pero con una invitación al juego se enmarca la obra Fio de Cildo Miereles, un cubo formado a su vez por cubos de heno a los que se incorporan una aguja y un hilo de oro de cien metros. En un diálogo, en esta ocasión con el arte del pasado se ubican los trabajos del último eje, el del Universalismo constructivo, obras que comparten una misma sensibilidad espiritual. 

Citrus 6906 de Héctor Fuenmayor sugiere un punto de inflexión (y final de exposición) para mostrar lo que hay antes y después de lo abstracto, como un paso más de un recorrido que no está cerrado. A través de esta obra el autor reasume un papel inherente al arte: el consistente en preservar un mínimo de contradicción, cuestionamiento e inconformismo. 

La invención concreta plantea una manera de cuestionar el mundo mediante la reflexión conceptual, filosófica y hasta trascendental, instrumentos diferentes para un mismo fin, de lo colectivo e inmediato de Perder la forma humana. Una imagen sísmica de los años ochenta en América Latina, exposición que simultáneamente se está mostrando en el Reina Sofía. Esa incesante búsqueda exterior de una identidad común en un contexto que se sabe fragmentario y que paradójicamente parece caer en la trampa de la lógica centro-periferia, llama mi atención. Soy más partidario de comprender la identidad latinoamericana como un gran cosmos dinámico, concepto mediante el cual América Latina se muestra al mundo exultante.

Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
La invención concreta. Colección Patricia Phelps de Cisneros
Del 22 de enero al 16 de septiembre de 2013
www.lainvencionconcreta.org

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RVidal 



Tópico del trópico: Abstracción geométrica latinoamericana en el MNCARS


La invención concreta. Colección Patricia Phelps de Cisneros

22 de enero-16 de septiembre de 2013

Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Madrid)

Comisarios: Manuel Borja- Villel y Gabriel Pérez-Barreiro


Parece que está de moda el arte latinoamericano. Quizá los estudios postcoloniales han conseguido su objetivo y el estereotipo que teníamos de Latinoamérica como “el otro” marginal empieza a desaparecer de nuestra concepción euro -centrista. Así  lo demuestra su valor actual en el mercado de arte y su aparición en bienales, colecciones e instituciones tales como la Tate Modern de Londres, el Pompidou de París y el MOMA de Nueva York.

El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) no podía ser menos y aprovecha este momento de auge para colaborar con la coleccionista Patricia Phelps de Cisneros, mostrando sus, aproximadamente, doscientas obras de abstracción geométrica latinoamericana desde los años treinta hasta los setenta.

El director del MNCARS, Manuel Borja-Villel, nos deja ya bastante claro que su interés, a parte del arte feminista y la labor en red, está en Latinoamérica, posicionándose como Museo del Sur. Esto se evidencia en otras exposiciones anteriores y en la que simultáneamente se encuentra en el museo (Perder la forma humana.  Una imagen sísmica de los ochenta en América Latina). Además, en el 2011 se organizaron en Madrid otras exposiciones dedicadas al mismo tema: América fría. La abstracción geométrica en Latinoamérica (1934-1973) en la Fundación Juan March o La persistencia de la geometría en CaixaForum. Así pues, una pregunta nos acecha: ¿qué de nuevo propone la presente exposición?

Para responder a esta cuestión debemos resaltar que,  además de ser la primera y más completa muestra en Europa de la colección de Patricia Phelps,  La invención concreta está organizada de forma diversa: no sigue un recorrido geográfico o cronológico, sino uno temático o conceptual a partir de las afinidades de los distintos artistas. Y es que no todo el arte abstracto es igual, los artistas tuvieron intenciones y preocupaciones distintas.  

Precisamente esta idea es la que quiere transmitir la exposición, la cual se compone de 13 salas, una de ellas interactiva. La primera funciona a la vez como índice y resumen final de las cinco ideas clave de la muestra (diálogo, geometría, ilusión, universalismo y vibración) con obras de Carlos Cruz Diez, Joaquín Torres García, Helio Oiticia, Gerardo de Barros y Lygia Clark.

En la primera de las cinco salas temáticas nos topamos con las obras de Lygia Clark, Lygia Pape, Gyula Kosice y Helio Oiticica que funcionan como mecanismo de comunicación interpersonal. La segunda se dedica a  la geometría como sistema matemático y absoluto con obras de Lygia Clarck, Raúl Lozza, Tomás Maldonado… relacionadas con autores europeos y norteamericanos como Piet Mondrian. La tercera nos presenta la ilusión óptica con las obras de Oiticia, Sacilotto, Weissmann, entre otros, que poseen un lenguaje formal más severo y buscan un efecto dinámico y orgánico. La cuarta trata el tema de la vibración con obras principalmente venezolanas (Carlos Cruz Díes y Jesús Soto) que producen un efecto óptico. En la quinta se establece un diálogo entre Torres García y Mira Schendel por su interés en el lenguaje, el símbolo y el arte del pasado para instaurar principios universales. Por su parte, las cinco salas monográficas nos muestran la poética personal de Jesús Soto, Alejandro Otero, Gego, Cildo Meireles y Willys de Castro.

La exposición termina con una sala pintada completamente de color amarillo que tiene el objetivo de hacernos reflexionar sobre todo lo visto y sobre el legado del arte abstracto, todavía sin resolver. Se trata de la obra Citrus 6909 (1973-2013) de Héctor Fuenmayor.

No podemos terminar sin mencionar la acertada apuesta por las nuevas tecnologías, ya que la exposición cuenta con un amplio programa multimedia: una página web interactiva (www.lainvencionconcreta.org), una audioguía bilingüe a través del teléfono móvil, una aplicación para iPad, conexión a las redes sociales como Twitter, Facebook o Pinterest, además de la versión eBook (a partir del 20 de febrero) del catálogo y otros libros relacionados.  A través de estas aplicaciones el usuario podrá completar su experiencia y ser partícipe de la muestra. 

Con esta nueva relectura de la abstracción geométrica como manifiesto visual se crea un recorrido que intenta fundamentalmente acercarse al espectador (no necesariamente especializado o conocedor de la materia) y hacerle comprender. La exposición consigue de esta forma la premisa fundamental del arte abstracto para construir su significado: la interacción entre el observador y el objeto.

Desirée Martínez

Una invención muy concreta.


La invención concreta. Colección Patricia Phelps de Cisneros

Fechas: 23 de enero – 16 de septiembre de 2013
Comisarios: Gabriel Pérez-Barreiro y Manuel Borja-Villel.
Organizan: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y Fundación Cisneros / Colección Patricia Phelps de Cisneros.


La exposición “La invención concreta”, comisariada a dúo entre Gabriel Pérez Barreiro, director de la colección Patricia Phelps de Cisneros, y Manuel Borja Villel, director del Museo Reina Sofía, trae por primera vez a España obras de artistas latinoamericanos de la abstracción hasta ahora no expuestos. Entre las casi doscientas obras, que van desde la pintura a la instalación o la obra gráfica, se encuentran las piezas de creadores tan conocidos como Lygia Clark, Gyula Kosice, Cildo Meireles, Helio Oiticica o Lygia Pape, entre otros.

Se trata de una gran muestra con un discurso curatorial organizando en torno a cinco grandes ejes que se distribuyen a lo largo de las salas de la exposición, y encaminan el recorrido del público: geometría, diálogo, ilusión, universalismo y vibración. Estos han sido los cinco temas en torno a los cuales se han seleccionado las obras de estos artistas, ya sea por su preferencia por la abstracción fomentando la participación del visitante (como los “Bichos” de  Lygia Clark) o generando una desubicación espacial a través de efectos ópticos (como las obras de Jesús Soto).

La colección de Patricia Phelps de Cisneros, iniciada hace más de treinta años, tiene como base una clara preferencia por el arte abstracto latinoamericano, que se muestra en el Reina Sofía con gran amplitud cronológica abarcando de los años 30 a los 70.
Además de la propia exposición y sus cinco ejes principales, el recorrido comienza con una sala a modo de índice que recoge un resumen de todo lo que se muestra a lo largo del recorrido, y se completa con sucesivas salas unipersonales que contienen la obra de distintos artistas que o bien no están adscritos a ninguno de estos temas centrales o bien comparten características con varios de ellos, como es el caso de  Alejandro Otero con sus característicos “colorritmos”, juego lingüístico que aúna color y ritmo; la sala de Gego (Gertrud Goldschmidt), con una fuerte poética personal o la de Willys de Castro, que hace obras a medio camino entre escultura y pintura y trata de convertir a los objetos en piezas activas en su percepción.
Las salas que forman el conjunto de la muestra, especialmente las cinco centrales, incluyen también obras de artistas europeos que influyeron en la creación de los latinoamericanos, y así es posible encontrar a Mondrian junto a Lygia Clark o a Pol Bury entre los vibracionistas.
A mitad del recorrido una pequeña sala interactiva nos permite consultar el catálogo y otras obras de referencia, y presenta varios iPads para uso del público, que incluyen una aplicación especial de la muestra y permite conocer más profundamente los trabajos y trayectorias de los artistas que forman parte de la misma. La importancia de los soportes digitales es reiterada por los comisarios, invitando a todos a entrar en la web específica de “La invención concreta” y donde uno puede crear otro recorrido curatorial con las obras de la exposición organizadas bajo un criterio personal.

Sin negar la gran labor del comisariado y la organización museológica de la muestra, es cierto que se siente en todo el recorrido el sello personal que la propia Patricia le ha dado a su colección, siendo toda la exposición una abstracción muy concreta que sin embargo deja fuera artistas de Cuba o Colombia, pareciendo que este movimiento no hubiera sido importante en estos países, obras que paradójicamente sí pudieron verse en la exposición celebrada el pasado año 2011 en la Fundación Juan March, “La América Fría”.
“La invención concreta” viene además para quedarse: podrá visitarse hasta mediados de Septiembre, siendo sin duda la más longeva de las muestras del Museo Reina Sofía este año, y esto es un dato interesante si tenemos en cuenta las últimas noticias sobre grandes instituciones, que pliegan su calendario para grandes coleccionistas ante el incierto futuro de las mermadas ayudas que ya reciben. Así que no puede resultar extraño saber que la recién creada Fundación Nacional Centro de Arte Reina Sofía tenga como patrona a la propia Patricia Phelps de Cisneros, y que esta exposición sea también una de las muchas sobre el arte latinoamericano que el director del museo ha organizado desde su llegada, siendo más que evidente, aunque quizá excesivo, el gusto por esta tendencia.
Necesario conocer todo lo que ocurre en otros lugares más allá del eurocentrismo al que la historia del arte canónica ha estado abocada tantos siglos, pero sospechoso que sea Latinoamérica la elección constante, siendo seguro interesante la creación artística en Asia o África. La crisis económica y cultural en España intenta encontrar salvavidas al otro lado del Atlántico.


Semíramis González.