Premios Injuve a las Artes
Visuales 2012
Exposición colectiva en Tabacalera
Embajadores 53, Madrid
Del 4 al 20 de Diciembre
Las dependencias seleccionadas
del dieciochesco edificio, se articulan bajo el “correcto” comisariado de Javier
Duero. Observando una supremacía de lo audiovisual sobre otros soportes,
provocando un posible hastío, que aunado a las bajas temperaturas del lugar,
contribuye a un paseo ágil por el mismo.
Injuve selecciona, tres
premiados, cinco accésit, tres premiados proyectos y cinco elegidos para la
exposición. Piezas que se decantan por tratar una serie de problemáticas
humanas principalmente vinculadas a aspectos socio-políticos.
Dentro de este amplio ámbito, uno
de los temas más sobresalientes en la retrospectiva, es el espacio, el lugar y
el territorio. Ya sea partiendo desde una visión más introspectiva como en la
obra de Carlos Valverde que ataca al espacio desde su interior o la de Mariona
Moncunill en la que mediante unas fotos nos muestra ciertos espacios que
incluyen imágenes fotográficas de si mismos, en una especie de remake del
conocido argumento del “cuadro dentro del cuadro”, en el que las relaciones
humanas, en esa dicotomía de lo profesional y lo privado, cobran protagonismo.
Las piezas presentadas por Eva
Fábregas y Olmo Cuña enfocan dicho tema, hacia los diálogos entre arquitectura
y territorio, convirtiéndose éste en el principal hilo conductor de su trabajo.
Hablando de sus re-significaciones o re-asignaciones conceptuales a nivel
social, así como la de su espacio circundante. Quiero señalar a Olmo, por su
capacidad de tratar el tema desde un prisma triplánico; pues recurre a la
pintura, la escultura y la proyección de diapositivas, enriqueciendo así, de
manera plural, una forma de mirar. Por su parte Leonor Serrano con un sustrato
más técnico, ya que es arquitecta, genera un discurso socio-político, tratando
desde una perspectiva más “jurídica”, aspectos en torno a la vivienda
(proyectos de declaración de ruina) y en determinados momentos conectando
dichos espacios con elementos propios del concepto ruina o del no-lugar.
Dentro de esta concepción
territorial el colectivo “Constelaciones”, formado por Andrea Olmedo, María
Salazar, Estefanía Sánchez, Paula Iglesias y Rita Buil se vuelca hacia un
significado más humano, en el que mediante una relación entre lo físico y lo
digital, se pretende provocar un activismo por parte de los ciudadanos, como
fruto de la reflexión y el pensamiento crítico. Así como en el caso de Mario
Espliego, donde la instalación toma un claro sentido panfletario, vinculando
esa relación entre el lugar y el poder mediante el monumento. Invitando al
pueblo a su deconstrucción. Así podríamos enlazarlo con el verso de Rimbaud
“¿qué imagen sagrada es atacada?”.
Dentro de este espectro más
explícitamente humano, podemos congregar también el trabajo de Martín
Llavaneras, Pablo Barreiro (quien usa el dibujo, técnica que parece quedar
obsoleta si tenemos en cuenta el resto de los trabajos) y Daniel Silvo (que
habla de las problemáticas del ciudadano en relación a las estructuras de
poder).
En cuanto a un peso de lo
monetario me gustaría destacar la fuerza de una de las obras ganadoras. La de
Marco Godoy. En mi opinión la más notable. En la que mediante una acción
iconoclasta de carácter Lyotardano, subvierte las connotaciones monetarias de
poder, y ataca la veracidad de los discursos, mediante la grabación de una
simple, pero contundente acción. Otros autores como Rafael Munariz hacen
también referencia al tema pero en este caso desde una vertiente demasiado conceptual.
En definitiva podríamos decir que
la decadencia del espacio, la aséptica del comisariado y el silencio de muchas
de las piezas, consiguen en nosotros lo que pocas de ellas han alcanzado, el
cuestionamiento de los relatos.
Diego Mayoral
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