CREACIÓN INJUVE 2012
ARTES VISUALES
Tabacalera,
Espacio Promoción del Arte
4
de diciembre de 2012 a 20 de enero de 2013
En Injuve 2012 la colectividad, la
diversidad y la creación individual no están reñidas. Entre los dieciséis
seleccionados para la exposición, el espectador puede sacar rápidas
conclusiones: este año, el predominio de lo político –casi a modo de hilo
conductor- es más que evidente. El compromiso político reina en la obra de Eva
Fàbregas (premio), Marco Godoy (premio), Daniel Silvo (accésit), Mario Espliego
y Kike Medina Galán, mezclado con la preocupación social del proyecto colectivo
Constelaciones, Pablo Barreiro (accésit) y Martín Llavaneras. Quizás más sutil
es la temática de Rafael Munárriz, Mariona Moncunill y Carlos Valverde
(accésit), que se centran en las políticas artísticas o sistema del arte.
Aunándolo magistralmente todo a través de la crítica más satírica se encuentran
Marta Burugorri (accésit) y Leonor Serrano (accésit). Más inclasificable
resulta la obra de Juan Núñez, dentro del marco audiovisual más experimental y
personal.
Hay una idea de tensión social, una
preocupación compartida en los jóvenes creadores españoles que les hace
reflexionar sobre una nueva democratización del arte, en la necesidad de
implicación del espectador y en el poder de la imagen. Es algo que se lee en el
personal monumento Parlante de
Espliego, en la idea de ruptura y oposición del travelling continuo y el
estatismo de las dos películas de 1986-1937,
Sunila, de Fàbregas y en la desnudez del dinero que, perdida su imagen
identitaria, pierde su poder político, como demuestra Godoy. Reflejan esos
asuntos sobre los que el espectador debe volver a reflexionar a través del
nuevo filtro de la apariencia artística. El contraste aparece en la versión más
poética del arte, menos agresiva y, en consecuencia, menos impactante en el
marco expositivo, que sigue presente en escena en la obra del emergente Rafael
Munárriz, Martín Llavaneras y en los dibujos, más tradicionales y algo
insípidos, de Pablo Barreiro; un contraste que se hace más profundo al escapar
no sólo a la temática dominante, sino también al formato, huyendo o haciendo un
uso más simple de los recursos audiovisuales.
La frescura del humor en las piezas
audiovisuales de Marta Burugorri incita a una crítica abierta, especialmente en
Shabbat Salom, donde se puede
percibir un interés por la trasgresión vinculado al absurdo, síntoma del límite
temporal de una vida centrada en ciclos acelerados y de las imposiciones
–políticas, sociales, religiosas- que abruman al ser humano. Junto a Leonor
Serrano y Kike Medina, los guiños humorísticos y algo cínicos se repiten como
recurso para involucrar al espectador: se entienden así la especulación de las
declaraciones de ruina o las multas de conducción, evidenciando una crítica
política y social quizás menos fácil de percibir, pero también menos proclive a
caer en los clichés a través de la lectura múltiple que prometen obras muy
concienzudas.
A pesar de la focalización de los
premios en torno a algunos de los temas aparentemente más comprometedores,
resulta algo sospechoso que hayan recaído en aquellas obras que tratan la
situación española sólo transversalmente –señalemos las monedas de euro como
una idea de la debacle continental, el problema ideológico finlandés en Sunila
o el indefinido marco escénico y lingüístico de Juan Núñez- como si únicamente
se buscase una identificación parcial. No obstante, a través del recorrido
expositivo, hábilmente enlazado por Javier Duero, uno puede hacerse idea de las preocupaciones de los jóvenes –y
prometedores- creadores españoles.
Victoria Alonao
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