En Tabacalera (Madrid) del 4 de Diciembre de 2012 al 20 de Enero de 2013.
La exposición que reúne la obra de los ganadores y seleccionados en el Premio INJUVE 2012 tiene como plato fuerte los soportes en vídeo y las instalaciones.
Esta
edición recoge los trabajos de Mario Espliego, Rafael Munárriz, Eva Fábregas,
Mariona Moncunill, Carlos Valverde, Olmo Cuña, Jorge Núñez de la Visitación,
Martín Llavaneras, Marta Burugorri, Pablo Barreiro, Marco Godoy, Leonor
Serrano, Kike Medina, Karlos Martínez B., Daniel Silvo y una pieza conjunta de
Andrea Olmedo, María Salazar, Non Ten Xeito y Rita Buil.
La
gran variedad de temas presentes, habida cuenta del gran número de artistas
participantes, supone una dificultad a la hora de apreciar la exposición en su
conjunto, aunque quizá lo más destacado sea la apuesta decidida por soportes y
formatos poco convencionales y que apelan al diálogo con el propio espacio,
como ocurre precisamente con las instalaciones, muy presentes, o el vídeo, otro
protagonista.
Bajo
este criterio se ha seleccionado la pieza de vídeo de Rafael Munárriz, donde interpela
al horizonte y a la abstracción pictórica a través de cuatro pantallas
enfrentadas que obligan al espectador a situarse en medio. Una instalación para
mirar, para ubicarse dentro y moverse entre las pantallas, recurriendo a la
repetición como motivo y a lo discordante en el conjunto (siendo una de las
proyecciones diferente, sin horizonte).
El
espacio como tema está también presente en otras piezas, como la serie de
fotografías de Mariona Moncunill “El menjador dins del menjador (el comedor
dentro del comedor)” donde coloca en cada uno de los comedores fotografiados de
distintos museos catalanes la imagen de otro, a modo de ornamento que juega con
lo autorreferencial. ¿Por qué el comedor? Se trata de concebir este espacio
como lugar de encuentro, donde lo particular cobra protagonismo y se establecen
las relaciones personales entre trabajadores.
Ocurre
lo mismo con la obra de Eva Fábregas, que de nuevo recurre al espacio como
temática para su obra, aunque en esta ocasión lo hace a través de lo
audiovisual: la proyección de dos vídeos, de los cuales en uno el plano casi
permanece fijo y en el otro se mueve en horizontal. Basándose en una ciudad
industrial abandonada, se busca aquí un esfuerzo colectivo para reivindicar la
memoria a través del monumento, de los edificios creados para durar y que se
han quedado vacíos, olvidando no sólo su significado sino su propia entidad y
el uso para el que se crearon. La estética de lo que tiende a desaparecer, la
ruina moderna.
Frente
a estas piezas de instalación y audiovisuales se contrapone una de las más
logradas entre las premiadas: se trata del ejercicio de iconoclastia que
efectúa Marco Godoy al lijar varias monedas de euro hasta hacer desaparecer las
imágenes grabadas sobre el metal. Cuestionando la autoridad simbólica del
poder, el artista convierte un emblema monetario en un ejercicio de descrédito al
sistema e interroga sobre el valor económico por encima del moral.
La
crítica política y social es algo presente en muchas de las demás obras de los
premios INJUVE de este año, imposibles de analizar una por una debido a la gran
extensión de la muestra pero que reflejan un sentir general de cambio y
regeneración en cuanto a la visión idealista del arte.
En
general la exposición está llena de propuestas muy diferentes, entre las que
destaca un deseo de reivindicar algo (ya sea la memoria, el poder popular, el
espacio o la identidad personal, entre otros) y que se muestra de muy distintas
formas y con soportes variados. Una selección heterogénea comisariada por
Javier Duero que reúne diferentes proyectos difíciles de catalogar uno a uno,
pero con piezas concretas de gran interés.
Semíramis
González.
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