12.04.2012

CORAZONADA DE VICTORIA CIVERA


VICTORIA CIVERA
CORAZONADA
Galería Soledad Lorenzo
C/  Orfilia 5 (Madrid)
28 de noviembre-29 de diciembre



        Corazonada es un torbellino anímico. La pausa y la calma en la galería Soledad Lorenzo se presentan como el ojo del huracán en la última muestra de Victoria Civera, reuniendo obras inéditas (al menos en el territorio madrileño) de los años ochenta en adelante. El recorrido en perspectiva por el espacio expositivo acompaña a una revisión temporal de la obra de Civera, quien demuestra una vez más su capacidad de reinventarse y de tirar del hilo de sus preocupaciones más íntimas. Lo femenino, lo maternal, lo cotidiano, lo social, lo actual, la casualidad y la experiencia íntima conviven en esta peculiar retrospectiva, guiando el camino de lo pictórico a lo objetual.
     El blanco y negro desata un regreso hacia el pasado: a esa época iniciática y misteriosa donde Civera explota los medios pictóricos y los condensa en piezas pequeñas, donde empieza a observarse el cambio de aquel estudio del 147 de Broadway. No es casual que la muestra se inicie precisamente con el cambio que supone su llegada a Nueva York; de este modo, la galería se convierte en un túnel del tiempo desde el que contemplar cómo el arte se convierte en un juego personal, de significados múltiples, donde el principal objetivo consiste en seguir los deseos y los impulsos artísticos.
      El enigma monocromático y depresivo, en el que el dibujo cobra una gran fuerza plástica, permite hablar de las sensaciones  donde se mezcla lo cruel con lo cotidiano en una suerte de neoexpresionismo angustioso, pero que no se diluye del todo con el paso a la experimentación. El círculo comienza a ganar protagonismo como forma cargada de contenido, como universo personal que concentra todas sus emociones más íntimas, a medio camino entre diana sociológica y matriz de lo que está por venir. El objeto se abre paso, no al estilo de los ready made duchampianos, sino con un deje personal que genera significados íntimos: afloran los recuerdos de la infancia y la nostalgia del pasado, pero también el interés por el presente; lo textil, ya sea cosido, relleno o simplemente pespuntado o sujeto por alfileres, crea un nuevo ritmo, de manera que lo cotidiano se reviste de nuevos significados; las cajas de madera se convierten en contenedores enigmáticos sobre los que descansan, como si se tratase de algún descuido, otras piezas de pequeño tamaño. Civera se muestra como una personalidad poética, capaz de afrontar su historia personal a través de una estética propia, pero también se define como mujer en el mundo contemporáneo, alternando lo familiar, lo sexual, lo social y lo político, sin otra militancia que su experiencia personal. La importancia del espacio como lugar de exposición muta a través de la interrelación de las obras: las más herméticas enfrentadas a las más expresivas; la pintura en relación con el volumen, las superficies lisas que hablan a través de la textura frente a las preocupaciones por el mundo actual.
     Desembocando en la pieza Sueños Inclinados, el espectador sólo es consciente de una sensación de continuidad, donde el blanco y negro han sucumbido al juego cromático, y lo objetual es más cuidado; las superficies pulidas nos devuelven la mirada en los juegos de volúmenes, y la óptica de los espejos nos cuestiona sobre la realidad que vemos. Si la primera sensación que se tiene al entrar en el ojo del huracán es la de estar invadiendo un espacio privado, el extrañamiento permite un doble juego con la obra. Por una parte, Civera parece estar desnudando su universo sin acabar de mostrarlo todo, haciendo que el espectador tenga que asomarse y comparar sus experiencias con las de la artista, como en un juego de espejos.
     En esta muestra, Victoria Civera ha dejado de lado esa ironía tan propia de su trabajo para establecer un momento emotivo, que no sólo permite al espectador revisitar su trayectoria artística, sino que también abre un camino más intimista y poético, revelando instantes concretos a través de la obra. Como si quisiera decir que las corazonadas también tienen forma.

Victoria Alonso
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Victoria Civera (Puerta de Sagunto, Valencia, 1955) es una artista consolidada a nivel nacional. Tras estudiar en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Carlos de Valencia inició su periplo artístico, que la llevó primero a Santander, y después a Nueva York, donde se afincó en 1987. Además de sus numerosas exposiciones en España y en EE.UU. ha participado en varias galerías europeas. En 1993 recibió el Premio Ojo Crítico a las Artes Plásticas. 

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